La música cumple muchos roles en nuestro día a día, sin embargo considero que en las últimas décadas se ha potenciado su "rol social" con fines obviamente comerciales, directamente relacionados con el show y el entretenimiento, generando grandes divisas para este mercado. Me refiero al mainstream. Hace más de una década, y cuando inicié mis labores de compositor y productor, me sentía muy cómodo haciéndolo sin la idea deliverada de llevar mis trabajos "al vivo". Siempre fui algo tímido. De hecho, ahora que lo pienso, me hice productor precisamente por este motivo.
En casa desde muy pequeño me transmitieron el hábito de "escuchar música". Hablo del
acto de sentarte frente a dos parlantes y darle completa atención a eso que está sonando. Pienso que la velocidad de la sociedad en la que vivimos ó ¿vivíamos? nos hace poner la música como "fondo". En estos momentos de cuarentena, casi global, el entretenimiento se ve limitado. Tengo la sensación de que la música en los últimos años remitía al acto de pertenencia a cierto grupo social que desembocaba en la reunión de personas con similares intereses ó direccionadas por las mismas tendencias.
Por estos días se comienza a diseminar la idea de la debacle de la industria musical y yo coincido en que esta industria será una de las más golpeadas e irremediablemente, para bien ó para mal, se transformará. Creo que ha llegado el momento de replantear la labor fundamental de la música en la sociedad. Los tiempos no volverán a ser los mismos. Quizá esto nos impulse a crear nuevas formas de comunicar la música con producciones honestas y obras relevantes. El planeta y la naturaleza cada cierto tiempo nos recuerdan que los humanos somos huéspedes, no anfitriones.
Ilustración por Magma Sheep.
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